La eterna rivalidad: vino contra cerveza. Sobre este tema habría que escribir libros enteros, enciclopedias que ocuparían más de una biblioteca. Es que la historia de la humanidad está muy ligada con ambas bebidas, y su rivalidad por ser el líder de consumo mundial ha sido característico.
Una realidad es que el líder del mercado siempre ha sido la cerveza, pues en el mundo se venden más litros de cerveza que de vino. Esto puede ser por factores culturales, o bien porque la cerveza se bebe en mayores cantidades, “como agua”, mientras que el consumidor habitual de vino lo hace de a una copa (dos a lo sumo) por comida. También hay razones de precio, pues una buena cerveza cuesta muchísimo más barata que una botella de buen vino.
Pero esta realidad está de a poco cambiando, ya que el consumo de vino se está expandiendo a nivel mundial, y de a poco va desplazando al consumo de cerveza. Aunque la cerveza sigue liderando el mercado, de a poco el vino viene ganando terreno y la cerveza desciende a nivel mundial.
Pero la rivalidad del vino y la cerveza no pasa solamente por un tema de mercado. Es más, hasta el perfil de los consumidores de vino tiene sus estereotipos. Suele decirse que los bebedores de vino son más refinados, con más clase, más “exclusivos”. Y esto puede atribuirse al carácter del propio vino, ya que es una bebida caracterizada, con prestigio dependiendo de su tipo, su bodega, su región, etc. (lo que no es tan claro en la cerveza). Por otra parte, los bebedores de cerveza son vistos generalmente como personas de menor estatus y clase.
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