La historia de los aperitivos se remonta a la Antigüedad, aunque es en la Edad Media que los monasterios se convirtieron en centros especialistas en la preparación brebajes con hierbas. Ya desde el siglo XIX, en Turín, Italia, licoristas con apellidos como Martini, Cinzano, Gancia o Campari fueron los primeros en mezclar las hierbas con bajas graduaciones de alcohol. Esta combinación de alcohol de baja graduación y hierbas es el componente básico de los aperitivos, una amplia gama de bebidas que alguna vez fueron brebajes, caracterizadas por ser de consumo social y urbano.
La finalidad del aperitivo es preparar al comensal para despertar el apetito y el posterior disfrute de la comida principal que se servirá. El aperitivo suele usarse en fechas especiales, festivas, pero no es común a diario. Para el mismo es recomendable servir vinos blancos o espumosos secos, refrescos, vermouth, cerveza; acompañados con entremeses como: quesos, vegetales secos cortados en forma de bastones, acompañados de alguna salsa o crema liviana, así como aceitunas, patatas fritas, patatas bravas, croquetas. Los aperitivos suelen servirse en la sala, antes de pasar al comedor para la cena.
Sus orígenes se remontan a los comienzos de la civilización. Egipto, Grecia y Roma han utilizado con fines medicinales, lo que hoy conocemos como Aperitivos. Los antiguos egipcios se encuentran entre los primeros pueblos que fortificaron el vino para estabilizarlo en época calurosa, mientras los antiguos griegos y romanos le añadían ajenjo, tomillo, romero y mirto para reavivar los que habían perdido sabor.
Las primeras referencias de ellos están en el 4º Canto de "La Odisea", cuando la reina Helena ofrece a Menelao, su marido, una especie de cóctel obtenido de hierbas egipcias. Los romanos consumían una bebida llamada Arthemisa Absinthium (el ajenjo de Artemisa) durante el verano, debido a su agradable y envolvente sabor. Esta idea de mezclar vinos con sustancias aromáticas vegetales continuó durante la Edad Media, también con fines medicinales.
Hace algo más de 2 siglos, su producción empezó a crecer y los italianos desarrollaron nuevas fórmulas. Tras el vermouth se encuentra la vieja tradición de fortificar y aromatizar los vinos. Pero si las razones para hacerlo eran netamente prácticas, el vermouth las ha elevado a una especialidad. A comienzos del siglo XVI en las comunidades monásticas de Europa, el consumo de Aperitivos continuaba teniendo características benéficas, ya que se usaba como elixir para cuidar la salud y prolongar la vida. En la corte real de Bavaria (hoy Alemania), estos vinos fueron nombrados como wermut, "ajenjo" en alemán, uno de los ingredientes clave. Posteriormente, y ya de moda en la corte francesa, la palabra se transformó en vermouth.
Durante las últimas décadas del siglo XVIII hubo en Europa un furor por crear nuevos y diferentes Aperitivos, apelando a las mezclas más insólitas entre vinos, alcoholes, hierbas y otros componentes.
En la 1º mitad del siglo XIX, un grupo de emprendedores enólogos piamonteses iniciaron la elaboración a escala industrial de productos vitivinícolas, destinados a conquistar el mercado internacional. Los pioneros, entre los que se encontraban Gancia, Martini, Cinzano, Ballor y Bosca, comenzaron a formar parte de la literatura, el mito y el imaginario colectivo, ya que sus bebidas evocaban lugares exóticos, encuentros memorables, de brindis secretos y públicos. Algunos de ellos pasaron luego a transformarse en dueños de empresas de vanguardia en lo tecnológico, científico y productivo. Uno de ellos, Carlo Gancia, fue el creador de una de las casas productoras de Aperitivos más prestigiosas.
Sin duda presenta una historia muy interesante sobre los aperitivos, me da gusto haber llegado a leerla y en particular la mención al Vino. Saludos.
ResponderEliminarGracias Julian, es un gusto que un amante y experto del vino nos diga eso!
ResponderEliminarSalud!