La gastronomía española se ha convertido por
derecho, en una de las más alabadas a nivel internacional, España es un destino
muy visitado en gran medida por su calidad culinaria. No por nada tenemos el
mejor restaurante del mundo, concretamente en Girona. No obstante, no suele ser
tan conocidas las bebidas que se suelen tomar después de una comida, son brebajes de sabor por lo general,
intenso, la buena sobremesa está asegurada. Así que si eres amante de una
buena sobremesa, es buena idea los echar
un vistazo a hoteles baratos de Expedia y disfrutar unos días en ciudades con licores
típicos.
Licor de café: Típico de Galicia, León, Asturias
y de la provincia de Alicante. Se trata de una bebida que tiene en sus zonas su
propia receta, recetas familiares. Su esencia reside en el sabor del orujo
mezclado con el penetrante regusto del café, resultando en una bebida con
identidad propia. Para elaborarlo se
emplea aguardiente, café molido, canela y azúcar.
Pacharán: Ya hablamos en el post anterior de las
combinaciones que tiene este fantástico brebaje. Se distingue perfectamente en
las sobremesas por su color anaranjado. Su consumo está muy arraigado a zonas
como Madrid. Este licor tiene su origen en la maceración de endrinas. Su
graduación alcohólica no es muy alta para tratarse de un licor, rozando los
25%, suele servirse. De sabor meloso y
dulce, es una bebida de mucha tradición y data de la Edad Media.
Ginebra Xoriguer:
Su origen se remonta al siglo
XVIII, en Menorca, y desde entonces es un símbolo de la isla, de hecho esta
Ginebra cuenta con su propia denominación de origen. Lo que hace especial a
esta bebida, es su elaboración, ya que no proviene de la fermentación de
cereales, sino que proviene del vino. Recomiendo encarecidamente tomar esta
ginebra con limonada fría, allí la conocen como pomada menorquina y es muy
típica.
Licor 43: Sin duda, el licor español más popular
del mundo, pues es el más vendido. En su
receta se empleaban hasta 43 ingredientes, una mezcla muy especial, con
productos cítricos típicos del mediterráneo. De sabor suave, matices dorados y
toques vainilla, se sirve normalmente muy frío y mezclado con otras bebidas.
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